Tipos y tonos de rubor, como aplicar y elegir el correcto
El rubor es una pieza esencial para crear un maquillaje equilibrado. Pese a que se encuentra en distintas versiones, no todos son adecuados para el mismo tono de piel o tipo de rostro. Descubre en esta nota todo lo que tienes que saber para incorporar el rubor a tu rutina de maquillaje.
¿Para qué sirve el rubor?
Es el encargado de darle dimensión y color al rostro, a través de diferentes técnicas, el rubor puede afinar el contorno de la cara, darle luz y brillo.
Distintos tipos de rubor:
En el mercado, se puede encontrar en forma de polvo, crema o líquido. La diferencia entre sus distintas presentaciones es la forma de aplicarlo: la versión en polvo es más común y la que más duración tiene en la piel.
Los rubores líquidos o en crema están aconsejados para pieles sin manchas, soportan bien el calor, agregan color en las mejillas y queda bien natural aunque no duran tanto.
TIP #1
Evitar los colores marrones oscuros en pieles bronceadas, no suman y dan un efecto acartonado.
A la hora de decidirse entre un rubor con acabado matte o satinado, hay que tener en cuenta lo siguiente: para mujeres con pieles muy oleosas o maduras, se recomienda el acabado matte, ya que evita el exceso de brillo y marca menos las arrugas. En cambio, para rostros juveniles, las texturas satinadas suman luz y frescura.
¿Qué color de rubor usar?
En cuanto al color de rubor para cada mujer, es cuestión de probar distintos tonos y elegir cuál luce mejor. En reglas generales, aunque no definitivas, la gama de los rosados hace un buen equipo con las pieles blancas y para las pieles más oscuras u oliva, se recomienda los diferentes tonos de beige y coral.
TIP #2
Si deseas marcar la zona de los pómulos sin recurrir al contouring, puedes usar un blush color beige y maquillar las mejillas con un tono rosado o coral.
Cómo aplicar el rubor
Cualquiera fuese la versión elegida (polvo, crema o líquido) lo más importante es colocar el rubor de manera simétrica y prolija, logrando un estilo equilibrado y natural.
Para la textura en polvo, lo mejor es elegir una brocha, situarla sobre el hueso del pómulo y haciendo movimientos circulares desde el nacimiento del pelo, a la altura de la oreja, desplazarla hasta la mejilla.
Las cremas precisan de una especial atención, ya que son propensas a generar manchas indeseadas si no se esfuman bien. Para ello, se puede optar por una esponja para mayor comodidad o los dedos.
Para el día a día, lo ideal es tener varios tonos y texturas de rubores en el neceser listos para usar en cualquier make-up look.