Iluminador de rostro: secretos para aplicarlo
Los consejos para usarlo como una experta y cambiar por completo el resultado de un makeup look.
En un maquillaje que destaque los rasgos y los puntos de luz –para ello se utiliza la técnica de strobing-, la aplicación acertada del iluminador facial o highlighter resulta indispensable.
La particularidad de este producto es que contiene partículas con capacidad para reflejar la luminosidad y de esta forma, darle más vitalidad a las facciones y crear el efecto óptico deseado.
¿cuál elegir?
Existen dos tipos fundamentales: los que también cumplen la función de corrector y los que únicamente generan luz y brillo.
Bettina Frúmboli, directora de la Escuela de Maquillaje Frúmboli, explica que los primeros deben utilizarse dentro del triángulo de luz, es decir, en el centro de la cara. Su poder cubritivo es ligero, pero suficiente para una piel impecable y sin ojeras. Además, permiten potenciar la técnica del contouring.
Los siguientes son reflectores: destacan los rasgos, sin ocultarlos. Por esa razón, Bettina recomienda evitarlos en rostros con imperfecciones marcadas o acné. La ventaja es que logran acabados satinados. Otra clave: si se vuelve difícil encontrar un tono que coincida con el de la tez, conviene acudir al polvo translúcido que únicamente aporte brillo.
La técnica de strobing consiste en la aplicación del iluminador para resaltar ciertas zonas del rostro.
LO QUE HAY QUE SABER
EL PRODUCTO ACERTADO
Los iluminadores en barra resultan más fáciles de aplicar, mientras que los productos en polvo son adecuados para realizar toques ligeros al final del maquillaje.
SECRETO PROFESIONAL
Para lograr brillo y un efecto relajado en las facciones, mezcla un poco de iluminador líquido con una base de la misma textura.
LA DUPLA JUSTA
La estrategia para obtener un efecto natural es que coincidan las texturas de la base y el iluminador.
¿cómo aplicar el iluminador?
Seguir algunos tips fundamentales permitirá cambiar el resultado de un make up look.
La pauta básica es colocarlo en las zonas que naturalmente reflejen la luz, aunque hay que evitar destacar zonas con muchas arrugas o manchas de sol porque el brillo acentuaría los defectos.
Si se trata de un iluminador corrector, lo adecuado será distribuirlo en la zona central de la frente, en la nariz y el mentón.
Una versión con efecto satinado, en cambio, quedará bien en los pómulos, el arco de cúpido -sobre los labios-, en el lagrimal y en los párpados fijos, justo debajo de las cejas. También se puede aplicar en el puente de la nariz, aunque habrá que tener en cuenta si es un rasgo que se quiere resaltar.
El momento de la aplicación del iluminador puede variar de un makeup a otro. Suele colocarse después de la base y antes del corrector. También puede usarse en lugar del corrector.
Para un efecto más natural, una buena estrategia es que coincidan las texturas de la base y el iluminador.
¿Un truco para un look de fiesta? Colocarlo en los hombros y las clavículas.